Entrevista con el cineasta Santiago Prado

Santiago Prado, documentalista
Santiago Prado, filmando

La obra cinematográfica de Santiago Prado Pérez de Peñamil se ha exhibido en festivales internacionales en Bilbao, Madrid, Huesca, Huelva, San Sebastián, Río de Janeiro, Cartagena, Cracovia, Moscú, Tashkent, Trieste y La Habana.

Por el Equipo de Promoción de Eniola Publishing

Esta publicación de Eniola Publishing, tiene el objetivo de divulgar la obra de Santiago Prado Pérez de Peñamil un intelectual que se ha dedicado como guionista, director de cine y video, e investigador, a dejar en imágenes cinematográficas y textos, vidas, sitios y acontecimientos para que queden en la memoria colectiva. Ha dirigido 48 documentales y realizó reportajes televisivos. Su documental   El Tiempo Vive en Mí, fue seleccionado como material de apoyo para avalar en la UNESCO a la Ciudad de Trinidad en la nominación “Monumento cultural de la Humanidad”.  Su obra cinematográfica ha sido merecedora de premios nacionales e internacionales, entre los que se encuentran el Premio 13 de Marzo (1979) a Caña de Azúcar, Premio 26 de Julio (1985) a Todo lo que se diga es Poco, Premio en el Festival de la TV (1986) a Un Sonido de La Habana, Premio especial en Programación Infantil en Caracol UNEAC (1986) a  Un Día de Campaña, Premio en el Festival de Cine Didáctico (1991) a Homenaje al Generalísimo, Premio Presentación en Sala en la Convención de Turismo de La Habana (1997) a Cienfuegos, Premio a la serie documental Andar La Habana 2001 en Punta del Este, Uruguay y la Distinción “RAL” que le ofrece categoría de calidad latinoamericana por su interés cultural, Premio del Festival de Cine Plaza al Mejor Guión Documental y Mención a la Dirección y la Música y Premio OCIC (Oficina Católica Internacional de Cine) a Con un Rostro Distinto (2002).

Compartimos con nuestros lectores la entrevista concedida por este cineasta a nuestras páginas.

Entre dos
Entre dos

¿Dónde nace Santiago Prado? Háblanos de tu infancia y juventud.

Nací en 1949 en La Habana y crecí en Centro Habana hasta que me casé y fui a vivir al municipio Playa. Mi infancia y adolescencia fue como la de cualquier muchacho de la ciudad. Cursé la secundaria básica y parte del preuniversitario como becario. Como muchos jóvenes cumplí el servicio militar a fines de los años sesenta. Después de concluir el SMO a principios de la década del 70, logré concluir el nivel medio superior y matricular en la Escuela de Artes y Letras de la Universidad de La Habana. Me gradué en 1975 y comencé a trabajar en el Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT) donde se inicia mi vínculo con la producción de medios audiovisuales.

¿Por qué decides estudiar Historia del Arte? 

Mi interés inicialmente consistió en entrar de cualquier modo en una carrera de letras, así inicié mis estudios en Filología. Pero durante el primer año con asignaturas comunes y, después de conocer a María Antonia Herrera Ayala, mi futura esposa, me fui inclinando a la carrera de Historia del Arte. Así logramos graduarnos en esa especialidad en 1975. Desde esa época mi esposa es parte ineludible de mis proyectos y realizaciones de cualquier tipo.

¿Cómo se inicia tu aproximación a la cinematografía?

Lo más significativo de los años de estudiante para mi esposa y para mí fue la inserción durante un año en el plan de investigación socio cultural en el Escambray dirigido por la doctora Graciela Pogolotti y secundada por el doctor Helmo Hernández. A la experiencia investigativa de mesa en bibliotecas y archivo, sumamos entonces la rigurosa investigación de campo en una zona campesina, donde debimos realizar además de trabajos teóricos, varios guiones para pequeñas puestas en escena referidos a la realidad concreta del campesinado de la zona.

En los 70 no existían escuelas de cine en tu país, ¿cómo aprendiste a dirigir y escribir guiones para la realización de documentales?

Era la época que estaba en boga la teoría que el cine se podía realizar de modo empírico, solo basado en una buena sustentación investigativa y una intuición creativa como premisas. Como no existía escuelas de cine y se prescindía de ellas por principio, todo surgía de la praxis. En el CINED recibí un breve, pero imprescindible curso para adentrarme en los diversos aspectos relacionados con la técnica cinematográfica y obtuve conocimientos acerca de las teorías de Eisenstein y Pudovkin sobre el montaje y la realización del cine ruso. Además, nos vinculamos al expresionismo alemán y algún cine europeo experimental. Las películas narrativas de Griffith también me ampliaron el horizonte expresivo.  Además, todas las semanas se exhibían y discutían filmes de las distintas tendencias del cine mundial del momento como el neorrealismo italiano y su posterior evolución, la nueva ola francesa, el free cinema inglés, el cine japonés y las tendencias contemporáneas del excelente cine de Europa del este, especialmente el polaco y el húngaro. Con la experiencia acumulada logré una plaza de director en los Estudios Cinematográficos del ICRT en 1980, donde también se filmaba en cine de 16 milímetros.

¿Qué obras de la cinematografía han influido en ti?

Cada película, cada documental, buenos o malos, pueden ser utilizados para enrumbar tu brújula creativa. No es sólo con lo bueno que se aprende, sino con lo que no se debe hacer.  No obstante, fue el cine cubano, tanto el documental como el de ficción, lo que más influyó en mi formación. La gran producción de ficción de los sesenta, setenta y ochenta, la obra de Santiago Álvarez y sus seguidores y los documentales de esos años de algún modo condicionaron, no sólo mi modo de hacer, sino que permeó a toda una generación que siguió las pautas inconscientes provocadas por los más conspicuos creadores del momento. Por otro lado, la irrupción del Festival del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana en 1979 las nuevas influencias incidieron en general en todos los creadores del momento.

Editores, camarógrafos, compositores, directores de fotografía que te acompañaron a lo largo de tu carrera.

Tuve la suerte de trabajar generalmente con especialistas cercanos a mis inquietudes artísticas y con otros que sin tener mucha relación previa conmigo se identificaron con mis propuestas, mis ideas artísticas y logramos un trabajo de cierto valor expresivo y artístico. Entre los directores de fotografía puedo mencionar Antonio Navarro, Ramón Berdayes, José Manuel Martínez Casado, Ñico Ruiz. Sonidistas: Mario Martín Viaña, Alberto Álvarez. Editores: Caridad Pascual, Elia Rosa García, Federico Hernández. En cuanto a los compositores tuve la suerte de contar con el talento de Reynaldo Fernández Pavón, Jorge Maletá, Vicente Rojas, Calixto Álvarez y el inseparable dúo de Magda Galván y Juan Antonio Leyva.

¿Qué aspectos deben tenerse en cuenta en la realización de un documental?

En el documental lo más típico es el uso de la escaleta, un híbrido estructural entre el guion y la posible libertad expresiva para abordar en edición la forma adecuada y artísticamente más lograda. En fin, el documental posee un alto grado de iniciativa creativa en el momento de la filmación y la edición y su calidad final depende de la intuición y talento de su director, que generalmente es el guionista de la obra. Ahora bien, es después de la filmación que comienza un necesario principio de organización. A partir de estudiar lo filmado se inicia realmente una inevitable elaboración de un guion, entre otros factores, para llegar a la mesa de edición en condiciones de estructurar con rigor la obra.

¿Qué otras manifestaciones del arte son afines con tu sensibilidad?

Haber estudiado Historia del Arte me llevó a poseer ciertas herramientas que me permitieron afrontar mi trabajo. Por eso me relacioné por empatía profesional con las artes visuales, máxime cuando mi hijo mayor Carlos Enrique Prado Herrera llegó a licenciarse en el Instituto Superior del Arte en el 2002 y ha ejercido como profesor de escultura y cerámica durante todos los años posteriores. La otra manifestación que comencé a entender y querer fue el Ballet, pues mi hija menor Ana Lucía Prado Herrera, fue miembro del Ballet Nacional de Cuba durante 15 años y llegó a ser bailarina solista, se graduó en el Instituto Superior del Arte en el año 2015. Actualmente se dedica a impartir clases de Ballet.

Santiago Prado editando.
Santiago Prado editando.

La persona que más ha influido en la realización de tus sueños…

Me casé en 1973 en el tercer año de mis estudios universitarios con María Antonia Herrera Ayala, mi compañera de estudios y de trabajo profesional y continúa siendo mi esposa actual. Cumplimos 50 años de casados el 15 de julio del 2023.  María Antonia, como especialista en los medios y por su gran experiencia, es la persona que más me ha aportado durante toda mi vida.

Has compartido tu tiempo entre el cineasta y el investigador. Cuéntanos de esa relación.

Voy a detenerme en este aspecto porque es en esta esfera donde he logrado mis mayores éxitos. Mis inquietudes investigativas en sentido general y lo referente a la influencia española en Cuba. Si bien es cierto que poseo una larga carrera cinematográfica, y debe considerase como una obra de cierta dignidad y calidad artística, no constituyen aportes al cine cubano, como sí han logrado otros cineastas bien conocidos del patio. Y aunque he obtenido premios, tampoco son medida alguna de exclusividad. En cambio, en el género de literatura histórica sí creo haber aportado algo a la historia de Cuba.

Libro de Santiago Prado
Libro de Santiago Prado

Mis temas dedicados a la presencia de los españoles en el país, especialmente en La Habana, han sacado a la luz aspectos de la inmigración hispana a la ciudad y a Cuba que hasta el momento de publicarlos habían sido soslayados por la historiografía. Entonces, los años dedicados a la investigación fílmica me permitieron afrontar el reto de escribir. Sin el conocimiento profundo de la estructura del documental no hubiera podido organizar con claridad y consecución lógica la exigencia de un libro. Así, en menos de cinco años logré escribir los cuatro libros que he publicado. El fútbol, las corridas de toros y la inmigración, todas de origen español, serán siempre temas que tratar, por tal motivo fui elegido miembro concurrente de la Academia de la Historia.

¡Muchas gracias por compartir tus vivencias con los lectores!

Eniola Media

 

 

 

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