La Asociación Cultural Yo Soy El Otro y el Grupo Kór presentan
el Taller Literario “EL Autor y su Obra”
Invitado: Reynaldo Fernández Pavón (Cuba)
Novela El Lirio del Prado
El reconocido poeta, compositor y productor musical Reynaldo Fernández Pavón hace otra incursión en la Literatura, esta vez en el género de novela.
El Lirio del Prado es una obra Mariana que ofrece la visión de mujeres galoneadas desde África para ser esclavizadas en el “Nuevo Mundo” y de hombres provenientes de España que vinieron a las colonias de América como soldados ó en muchos casos, huyendo de múltiples calamidades y de la descendencia mágica de la unión de estos seres que participaron en la creación de nuevos pueblos y nuevas naciones.
Rafaela, protagonista de esta obra literaria, no dispuesta a salir de una esclavitud dura y humillante para entrar en otra esclavitud más dura y humillante que la anterior, toma una decisión que cambiará radicalmente el rumbo de su vida y dice a su hija María Catalina:
– No vas a sufrir lo que he sufrido. Te lo juro por mi santa madre. ¡Dios la tenga en la gloria!
La novela El Lirio del Prado constituye una obra de lectura obligada para todos los cubanos. De la mano de Rafaela, el personaje principal y de otros personajes como María Catalina y Santiago Isaac, conocemos detalles de la época colonial y de la República en Cuba, así como de los Estados Unidos de América, España, Italia y Francia en aquellos tiempos.
La narración nos desvela la pesadilla de la esclavitud sin caer en sentimentalismos o estereotipos.
Es también un canto al mestizaje de nuestro pueblo, a la cubanía en todos sus sentidos: costumbres, comidas, música y sicología común.
La novela El lirio del Prado tiene como novedoso que la protagonista es una mujer negra nacida esclava, lo cual, teniendo en cuenta el origen y las circunstancias del personaje, hacen que esta historia sea muy intensa hasta el último pasaje.
Considero que El lirio del Prado es una novela de las que perduran, una obra literaria sobre nosotros para el mundo y del mundo para nosotros.
“El Lirio del Prado”, autoría de Reynaldo Fernández Pavón, es un loable esfuerzo que por varios años ocupo el tiempo creativo del autor. Esta novela recoge la historia que cursó antes y durante el proceso angustioso de la independencia de Cuba. En viñetas crudas y coloridas se recogen momentos de dicho proceso que hasta ahora, resultaban pocos conocidos. Entre la realidad de los hechos innegables, el lirismo novelado y la trama de una relación tormentosa y apasionada que se van dando entre los diferentes personajes que discurren, resalta la leyenda central de una valerosa mujer, mulata y bella por demás, cuya vida de sacrificios no la detiene en el logro de su propósito de alcanzar sus metas.
Durante el proceso narrativo alcanzamos a conocer en profusos detalles la conformación territorial, social y humana de la época de referencia. Por momentos, La enumeración del dato sobresale a veces tocando nombres y lugares que solamente sirven para adornar el recuadro descrito, lo que estimamos resulta para el caso, literariamente un tanto prolijo para los efectos de la trama que la define, sacrificando por ratos la fluidez que le es propia al hecho novelado.
Pero es obvio que el autor tiene como principal interés narrativo recrear el hecho histórico destacando la exuberancia estructural de una Cuba que en su momento, fue una de las colonias hispánicas y luego nación americana más desarrollada en términos culturales, económicos y arquitectónicos. Con una Habana, ciudad casi émula de Paris, en donde lo exótico y cultural trascendía lo cotidiano.
La nostalgia que exuda por sí misma en cada página se entremezcla palpitante dentro del drama de los personajes cuya vida y quereres se van intercambiando entre un destino que le es común. Los actores y el entorno de la época se conjugan en un todo que permanece sin diluirse como recurso ambiental.
“El Lirio del Prado” es en síntesis una crónica de remembranzas de un pasado luminoso que alcanza hasta el final de la década del 60, y de pasada, se siente el desconsuelo, obviando la ira que embarga hasta la fecha tras el manejo insensato de los recursos naturales, sometidos al provecho e ideario personalizado que trastocó a la Cuba de las luces.
Esto así se entiende, cuando se parte de lo puramente humano y cuya diáfana vía de exaltación, es la literatura, el credo a la vida y el arte noble, aunados en todas sus sensibles formas conocidas.
Considero que para el cubano de antes y de ahora, esta obra resulta de lectura obligada por las razones que le es a cada cual. Para el lector general, resulta en un compendio interesante de un pasado referente que permite el conocimiento de hechos tan humanos como históricos. Apoyo y celebro en todo lo que vale el esfuerzo del escritor por dar a conocer su trabajo, más aun, cuando no hay una casa editorial que soporte el esfuerzo digno y bien logrado. Me consta. Pero se hace camino al andar, tal como dijera el egregio poeta ibérico cantado por Serrat.
Accents Bookstore, Toronto, Canada.
Nota de Prensa.
Lanzamiento internacional de la novela El Lirio del Prado.
El sábado 26 de mayo del presente, con el auspicio de Accents on Eglinton Bookstore, The Afro-Latin American Working Group, y The Harriet Tubman Institute for Research on the Global Migrations of African People, se efectó en la ciudad de Toronto, el lanzamiento oficial a nivel internacional de la novela cubana El Lirio del Prado del reconocido escritor, compositor y productor musical Reynaldo Fernández Pavón.
El Doctor Abubacar Fofana en su intervención se refirió a la trayectoria artística y literaria del autor quien tiene a su haber importantes premios y reconocimientos de prestigiosas instituciones literarias y académicas de su país de origen y de los Estados Unidos de América. En su análisis crítico de la obra literaria este investigador de la historia de los afro-descendientes en las Américas, expresó que esta novela muestra la vida de Rafaela Alfonso, una mujer negra nacida esclava en la Cuba de la segunda mitad del siglo XIX, trama que se universaliza al reflejar profundos aspectos estructurales que han condicionado desde su fundación, el carácter general y las contradicciones de la sociedad humana a través de los tiempos, los sistemas económicos y las ideologías del planeta.
Reynaldo Fernández Pavón, con la traducción simultánea de la pianista y actriz Sawdie Fernández – Singh, autora de la foto del Paseo del Prado de La Habana que aparece en la portada del libro, respondió todas las preguntas del público en un debate muy ameno.
Teniendo como marco La Peña de Rosy, el evento tuvo una segunda parte bajo la conducción de la cantante y guitarrista Rosy Cervantes y la canta-autora Valeria Matzner, quienes unieron sus voces para deleitar al público asistente interpretando canciones del repertorio latinoamericano.
Durante la venta de los libros firmados por el autor, sólo quedaron dos ejemplares disponibles en Accents Bookstore.
Nos es grato anunciar que el sábado 9 de junio, a las 3:00 PM, en la Librería Julia de Burgosdel Taller Puertorriqueño en la Ciudad de Philadelphia, se producirá la presentación oficial de la obra en los Estados Unidos de América y estará a cargo de la Candidata a Doctora de New York University,
Rafaela Alfonso (personaje real) es la principal protagonista de la Obra Literaria “El Lirio del Prado” que según la critica especializada, constituye la primera novela cubana que sigue la historia de una familia que logra sobreponer sus voluntades al destino como legado imperecedero en las sucesivas generaciones.
De origen africano y nacida liberta en Cuba, fue su valentía lo que le permitió ser la primera mujer en Cuba capaz de crear y fundar en pleno Paseo del Prado un centro gastronómico con el nombre de El Lirio del Prado durante la convulsa y evolutiva etapa que caracterizó las primeras décadas del Siglo XX en la Isla del Caribe.
Basada en hechos reales y elementos de ficción la Novela “El Lirio del Prado” deReynaldo Fernández Pavón, (La Habana, 1951) nos describe el panorama de una sociedad plagada de conflictos étnicos y a su vez fraternalmente enlazados en la sinérgica fusión de cuatro culturas, cuyas riquezas determinaron lo cubano como única identidad de una nación floreciente y permite en justa dimensión reivindicar la participación española, negros, mestizos, chinos y sus criollos descendientes en la fundación de una nación; de los pueblos de América y la inserción decisiva de la Mujer en dichos acontecimientos. De ellos surgieron los protagonistas de esta novela.
Sintetizamos la opinión de la Dra. Evelyn Laurent-Perrault de la Universidad de New York en torno a la novedad que ofrece esta novela con este dictamen: //Un aspecto relevante que emerge de esta obra literaria es la realidad global que confluye primeramente en la formación de lo que hoy conocemos como España, del Caribe y la región hispanoamericana.
El Lirio del Prado, fue un acogedor e ilustre Restaurante de La Habana post-colonial al que acudían habitualmente los jóvenes universitarios y los artistas más prometedores de la época. Mencionado con anterioridad en la novela “Memorias de una Cubanita que Nació con el Siglo” de Renée Méndez Capote (1963), constituía un lugar especial para prolongadas tertulias en las que debatían los asuntos acuciantes que ocurrían en la sociedad cubano-española de la nueva República y cuyas voces, entre aromáticos aperitivos, se fundían con arpégios, poesías, crónicas, relatos y prosas que anunciaban el advenimiento de los aconteceres culturales y sociales en el denominado Siglo de las Luces. Otra referencia que da fe de la existencia y relevancia de este afamado comercio se cita en la obra “The Last Masquerade” escrita por Antonio OrlandoRodríguez y publicada en el año 2005.
En esta obra literaria de Reynaldo Fernández se ofrecen elementos sociológicos escasamente divulgados en cuanto a la importante integración social de los inmigrantes chinos en Cuba y en este caso su plena colaboración con la protagonista principal en el sostenimiento del local con lealtad incondicional y elogiable valentía, hasta poner en riesgo sus propias vidas. Los chinos, aunque en menor cuantía que los españoles y africanos, constituyen una etnia plenamente reconocida en la creación del patrimonio cultural y de la nación cubana.
Sus capítulos, nos descubren una época anterior de opresión y resistencia humana, cuando los africanos trasmitían los valores religiosos y culturales a sus descendientes, así como a los criollos y mestizos, evadiendo las prohibiciones y represión colonial de los Cabildos con taimada astucia. De tal manera los descendientes cubanos aprendían los cantos, rezos, toques de los tambores makuta, la magia de las yerbas y palos del Monte en las vertientes Lucumíes, Arará y Carabalíes.
El profesor universitario Enrique Patterson (Florida, EE.UU) nos ofrece su reflexión crítica: “El Lirio del Prado” es, a mi juicio, la primera novela cubana que sigue la historia de una familia, sus avatares, tragedias y luchas por la supervivencia… en la vida de los de abajo\\.e insiste en este aspecto crucial: Nos presenta una saga donde el dramatismo, la entereza del espíritu, la creatividad, el valor, orgullo y humanismo nos conducen a la dimensión de la Universalidad.
Entre férreas reglas de discriminación a las que han sido sometidas las mujeres en la primera mitad del Siglo XX , fueron muchas las personas de la vida real como Rafaela Alfonso, Carmen de Burgos (Colombine), Rita Montaner, Martina Castell, Claudina Argote, Clara Campoamor, María Catalina Piedad Alfonso, Carmen Conde, Gertrudis Gómez de Avellaneda, Victoria Kent, Dulce María de Loynaz del Castillo, Clorinda Pavón, Pilar Morlón de Menéndez, y tantas otras en generaciones distintas, que lograron imponer su valía intelectual o emprendedora sobre la marginalidad de la época, venciendo represiones e incluso atentados a su integridad física para lograr alcanzar sus propios espacios transcontinentales a tenor de sacrificio humano y fuerza espiritual impresionante. Y es precisamente en este aspecto social donde la obra literaria rebasa lo histórico y asciende a lo tangible contemporáneo.
Por las estancias en La Habana en los años 1923 – 1926, el famoso escritor José María Vargas Vila con sus asiduas visitas al prestigioso Restaurante, estableció una venerable y honesta amistad con la dueña, la Sra. Rafaela Alfonso.
Ciertamente, la trama contenida en la obra “El Lirio del Prado” es realmente tan impactante como subyugadora, revelando hechos y verdades que estuvieron ocultos o tergiversados en el contexto social y evolutivo de América. Considerada por los críticos literarios y especialistas en la diáspora afroamericana como Novela Revelación, relata al desnudo el panorama de la sociedad cubana desde finales del Siglo XIX hasta los años 50 del siglo XX y por su contenido sociocultural constituye un momento crucial en la literatura hispanoamericana.
En una reseña realizada por el destacado escritor, poeta y comunicador dominicano PedroJulio Pérez (Filadelfia, EE.UU.), aborda tópicos que no habían sido expuestos por otros comentaristas: “El Lirio del Prado” es, en síntesis, una crónica de remembranzas de un pasado luminoso que alcanza hasta el final de la década del 50. Considero que para el cubano de antes y de ahora, esta obra resulta de lectura obligada por razones obvias. Para el lector en general es un compendio interesante que permite el conocimiento de hechos tan humanos como históricos.
Cuba’s history can be read as a conflict between two nation projects which are not coagulated. One is exclusive and imposed from above, from which many of our independence heroes and successive governors have not escaped, from the Republican era to the present. The other project “springs from below” (Ortiz), and although it has not been reflected in representative institutions at the political level, it has formed the substance of a culture and national identity.
An area of the literature of young nations, (and Cuba is still a young nation since its nationality was really complete in the twentieth century after the advent of radio) tends to focus on presenting us the cosmos in which life unfolds during those national formative periods, showing us the human side of history; which is not the same as the story of the state’s own official historic perspective. In the case of Cuba, the literature that has approached these issues – I’m thinking for example in Carlos Loveira (1882 – 1928) or Manuel Cofiño (1936 – 1987) – has suffered from telling the story of life from the positive or negative view of official discourse, or from the experience of the exclusive elites themselves. El Lirio del Prado (The Lily of the Prado) is in my opinion, the first Cuban novel which follows the story of a family, their trials, tragedies, and struggles for survival from the everyday life experience of the lower classes, of the drivers of the other project of a nation which has more or less imposed a culture but has not been established as a nation project.
El Lirio del Prado
The novelist, through family history, shows us the formation and development of a social subject as present and crucial to our socio-historical reality as it is unknown in its inner circles; the blacks and mestizos who, despite having behaved – due to their role in the wars of Independence- as the true patricians of the country, have always been disenfranchised, reduced to a caricature of comic theater, the maid, the offender, or the policeman of television programs. Reynaldo Fernandez Pavon turns this subject into his main character, and the historical and existential journey of this character into another view of Cuban history.
The author offers us a saga where the drama, the integrity of the human spirit, the creativity, the courage, pride and humanity lead us to the dimension of universality. The author makes use of historical time as a resource and substance for the novel, where the characters are almost always the narrators of their own saga.
El Lirio del Prado is, nevertheless, a great love story, or rather a great story of loves, and also the story of a great woman: Rafaela Alfonso.
Enrique Patterson
Essayist
Miami, Florida, June 2012.
Reading the first novel by Reynaldo Fernández Pavón “El Lirio del Prado” was a heartwarming experience, beautiful and refreshing. For the first time I’ve started re-reading a novel immediately after reaching its final page. I did not want to finish reading it!
In his narrative, the author presents a group of characters from various corners of the world come together for various reasons in the creation of what is now the Cuban society. Thanks to the magic involved in first-person narrative, the reader is left with the feeling of talking and “talking shop” with the characters in the novel. In an intimate and discreet at the same time, we discover in this dialogue adventures, trials, companies, fears and challenges of the plot unfold in which the lives of the protagonists, mostly women full of charm and courage.
El Lirio del Prado
In this literary work is coupled with the richness of being interwoven with aspects of the history of colonialism, independence and revolution of the first steps of republicanism Cuban, who sows the reader curious to learn more about the heroes who made it possible Cuba’s independence and to understand more fully the historical processes of the Caribbean nation. I think important to note that even though it is a novel, the experience of slavery and its aftermath in Latin American societies, from the perspective of men and women enslaved and Afro-descendants are reliable. These appointments coincide with the findings that are producing and documenting the contemporary research touch on the African Diaspora.
An important aspect that emerges from this literary work is the global reality that flows first in the formation of what we today know as Spain and then the formation of the Caribbean and Latin American region. Through these pages you can find ethnic and multicultural nature of the encounter between American cultures, Moors (North African), Indian, Spanish / European and African sub-Saharan Africa which is expressed mainly in the Caribbean, because the hundreds of thousands of Africans who were braided in this region during the time of the slave trade.
Finally, perhaps the most beautiful “El Lirio del Prado” novel is a very delicate and graceful hand leads us to explore in a very peculiar optical complexity of human feelings in a historical framework that is still under study and research. Reynaldo, Thanks for sharing this song from the sensibility!
Evelyne Laurent-Perrault
Ph.D. Candidate
NYU History Department
African Diaspora Program
Latin America and Caribbean Region
La historia de Cuba puede leerse como el conflicto de dos proyectos de nación no cuajados. Uno excluyente e impuesto desde arriba, del cual no escapan muchos de nuestros próceres independentistas y los gobernantes sucesivos desde la época republicana hasta la fecha actual, y otro “que brota desde abajo” ―Fernando Ortiz― que toma su primera visibilidad histórica en 1812 con la conspiración de Aponte, y que, si bien no ha logrado plasmarse en instituciones democráticas representativas a nivel político, sí ha logrado ir conformando la sustancia de una cultura e identidad nacionales.
Asúmase que hago una lectura de nuestra cultura desde la perspectiva de cómo esos imaginarios de nación pueden rastrearse en ella, en sus disímiles géneros y manifestaciones culturales, y si bien esa cultura “que brota” se ha manifestado muy temprano y con fuerza en la música y la poesía. Es ahora que observo que comienza a ocupar un centro de gravedad en la, por otro lado, excelente tradición novelística cubana. La tardía aparición de este factor como tema central de la producción novelística (cuya presencia por lo general se ha presentado de manera subordinada, subsidiaria) tiene sus razones.
La novela como género literario, presupone una infraestructura económica e institucional mayor que la poesía, la pintura o la música y la relación del poeta o el músico con el público (mediada por el poder) es mucho más directa que la del novelista, casi siempre sometido a procesos de producción, distribución y consumo más condicionados por mediaciones sistémicas de mayor complejidad que a las que se someten el poeta, el pintor o el músico, sin que por eso estén al margen de dichas mediaciones.
Una zona de la novelística de las naciones jóvenes (y Cuba lo es, pues la nacionalidad realmente cuaja en el siglo XX después de la aparición de la radio) tiende a ocuparse en mostrar el cosmos de la vida en esos periodos formativos, mostrándonos el lado humano de la historia; que no es lo mismo que la historia de la formación del estado a lo que se reduce la versión de la historia oficial. Eso no significa, sin embargo, que en esa narrativa todos los grupos sociales que forman la nación tengan voz propia, ni que sus voces sean escuchadas. En esa novelística casi todos los grupos sociales aparecen, son vistos, pero no siempre hablan con acento propio o son escuchados. Es lo que pasa con un personaje central de nuestra historia y en nuestra cultura, sin el cual no podríamos hablar de Cuba: el negro.
En el caso cubano, la novelística que se ha acercado a los temas del surgimiento y conformación de la nación (y en eso incluyo lo mismo a Cirilo Villaverde, a Carlos Loveira, a Lezama Lima como a Manuel Cofiño) ha adolecido de construir un relato desde la óptica positiva o negativa del discurso oficial o desde la recreación, a veces genial, de la memoria afectiva de los grupos sociales dominantes, y de sus alternativos discursos de identidad (Lezama Lima), pero desde la perspectiva de las élites excluyentes. Por eso creo que El Lirio del Prado, la novela del poeta, compositor y novelista Reynaldo Fernández Pavón, introduce una diferencia a considerar en el continente de la novelística cubana.
El Lirio del Prado
La novela de Fernández Pavón sigue la historia de una familia cubana, sus avatares, tragedias y luchas por la supervivencia desde la experiencia de vida de “los otros”, los preteridos, los de abajo, de esos portadores que, si bien no lograron implantar su proyecto de nación, si conformaron una cultura y que con cuya historia, el autor de marras se propone desarrollar una novelística.
Pudiera leerse El Lirio del Prado como una novela histórica, y en cierto sentido lo es, pero sería una lectura limitada. La leo como la reivindicación de la dignidad humana de los llamados sujetos subalternos, como el empoderamiento testimonial de los caricaturizados, como la muestra de la universalidad de aquellos percibidos como bárbaros, como la restauración de la voz de los tachados.
Y, algo a considerar en este caso, la obra es más una novela-testimonio que de ficción, pues en realidad se trata de la historia de la propia familia del autor. Rafaela es…su bisabuela. Este enfoque testimonial se observa en la propia estructura de la obra donde son los propios personajes quienes hablan y que, al parecer, todos fueron reales. Se trata de nuestras historias no contadas, del silencio de parte de nuestro propio pasado familiar e histórico. Lo sé por la cantidad de historias semejantes que conozco, incluso en mi familia, historias que-desgraciadamente- no sabría contar. Dicho de otro modo: Mariana Grajales no fue un personaje excepcional, solo un personaje muy conocido. Su rasgo distintivo no fue su patriotismo (nuestro siglo XIX está lleno del patriotismo del que han carecido los siglos subsiguientes) sino su irreductible dignidad. Es lo que vemos en Rafaela, y los otros personajes de la novela. Es su tema central.
Dicho esto, hagamos una breve mirada ―esquemática por razones de espacio― en la historia de la literatura cubana, y observemos como aparecen dos personajes centrales: la negra y la mulata. Sí, en femenino. Pues el autor tiene un interés especial por los personajes femeninos. Se trata de darle voz a lo silenciado, a lo tachado, ¿qué mejores personajes que los afro descendientes femeninos? Donde a la vez se puede dar voz a dos silencios constantes en nuestra historia: la raza y el género. Me resulta evidente que las relaciones raciales y de género forman parte de la estrategia de la narración.
Voy a nuestra novela decimonónica por excelencia, Cecilia Valdés. Villaverde logra presentarnos un plano social abarcador del siglo XIX cubano en el núcleo donde realmente se conformaba el carácter nacional, o sea, la vida urbana. El cafetal, la plantación camera, son solo referenciales. Además, su personaje central es Cecilia, una mulata y negros, mulatos y blancos conforman los protagonistas de la novela. Villaverde, seguidor del naturalismo imperante, toma la realidad tal cual es, no se podía narrar la cubanidad que surgía, cercenando alguna de sus partes constitutivas y, además, el mérito de Villaverde radica en considerar que los afrodescendientes son centrales en el relato de la formación de la nación. El personaje central es Cecilia, no Leonardo, detrás de Cecilia está Chepilla y Cecilia aparece como un epifenómeno. Hasta ahí llega Villaverde.
Nos presenta a esos personales subalternos como principales, pero no logra penetrar en la humanidad y dignidad de los mismos porque los ve desde fuera. Dan lastima o pena, jamás admiración. Los describe, no los pone a hablar desde una humanidad que acaso no les ve. Sus personajes afrodescendientes carecen de voz, son sujetos presentes pero tachados.
Tomo prestado un término althusseriano: en la literatura cubana los afrodescendientes, como personajes, han sufrido el mismo proceso de tachadura del sujeto, que han sufrido en los proyectos políticos de las elites dominantes.
Y lo que es peor, esos sujetos ―ya mutilados en la literatura― se han proyectado como arquetípicos modélicos a los que se induce que se debe copiar. En un ensayo el ensayista cubano Reynaldo González, decía (sobre Cecilia y la Mulata) que es un típico personaje de tragedia que vivía su vida como si fuera una farsa. El drama es sofocleano: la bella mulata que ignora que se acuesta con su hermano y cuyo final conduce a una tragedia. Todos los elementos están puestos sobre la mesa, solo la estupidez o la superficialidad le impiden comprenderlo.
Llama la atención, la influencia que la literatura, y la educación, pueden tener en la formación de personajes típicos o en apariencia típicos de una sociedad y que al poder, con sus mecanismos, le interesa proyectar. Cecilia (el epifenómeno blanqueado de Chepilla) se convirtió en la imagen sublimada del ideal de belleza y placer del macho criollo: vacía y sensual, concubina y complaciente. De ella se deriva la “mulata del rumbo”, la cabaretera, ciertas prostitutas republicanas o jineteras actuales. La pregunta pertinente no es si Cecilia era un personaje real; !claro que hubieron muchas Cecilias en el S.XIX! De lo que se trata es si era realmente un personaje típico, o si los personajes que de ella se derivan resultan ser la imposición que las elites culturales y políticas criollas han impuesto como patrón que se copia y se repite.
Lo que estoy planteando ―e interpretó que el autor de la novela sugiere― es que culturalmente los afrodescendientes han sido “humanamente” tan tachados en Cuba que, muchos de sus comportamientos al parecer típicos, responden al esquema de la mirada racista y deshumanizada de los otros. La tachadura, como bien vemos en Villaverde, no significa eliminación. Por el contrario, es un proceso en el que, a la vez que se muestra, se cercena. El otro es presentado pero a la vez silenciado. No se le permite hablar, se habla en su nombre.
Espero que algún académico acaso le dedique una investigación a esta zona de nuestra cultura, pues este proceso de tachadura del sujeto siempre se acompaña de la estrategia de suplantación de la voz, si es que se les permite hablar. En el caso de Lezama, en Paradiso, el otro, los negros cocineros sólo se destacan por su función. Al margen de eso son seres silentes, algo que se le agradece a la honestidad intelectual y artística de Lezama: si no puedes entender los conflictos y la humanidad del otro, mejor no hablar por ellos.
Fernández Pavón, en El lirio del Prado, deconstruye esa iconografía históricamente distorsionada o falsa, y regresa al mismo siglo XIX de Villaverde a narrar en la novela la saga real de su familia en la isla y el mundo. Son historias comunes pero desconocidas. Pero los problemas radicales se enfrentan por la raíz. El personaje principal es Rafaela, el correlativo de Chepilla en Cecilia Valdés. Y ahí surge un personaje de dimensión universal, definido por la consagración al trabajo digno, el espíritu emprendedor, la voluntad de superación, el orgullo, el amor a la familia, la solidaridad, la amistad el apego a sus raíces, la apertura a lo universal y…. el perdón.
Además, no aparece como una historia excepcional, sino bastante típica, como típica es la tendencia humana a la superación y el progreso. El autor nos deja con un deseo de querer saber más. Nos revela lo escatimado, lo tachado. En este sentido Fernández Pavón es el anti Villaverde, y su novela, la anti Cecilia Valdés.
No puedo dejar de referirme Al exquisito trabajo de esta segunda edición de la novela El Lirio del Prado, de la mano del poeta, ensayista y novelista Manuel Gayol. Algo que demuestra lo ya sabido, que detrás de un buen escritor hay siempre un buen editor, mucho más cuando el editor es un escritor ya conocido y destacado. Espero que el lector se quede con el deseo de continuar leyendo que me ha dejado la lectura de esta novela. Es lo que ocurre cuando los otros hablan.